Todos nosotros Autor: Raymond Carver Editorial: Bartleby Páginas: 272 páginas
Este es el último poemario que he tenido el placer de leer: Todos nosotros (Raymond Carver). Si bien es cierto que en mis dos anteriores lecturas y posteriores reseñas sobre libros de Raymond Carver en prosa como los titulados "¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?" o "Tres rosas amarillas" me resultaron un tanto anodinos e insulsos, no me ha pasado lo mismo con su poesía. Y es que en este poemario se ve la pura esencia del escritor, donde el poeta se desnuda ante el lector y es sincero retratando con acierto su dolor, tristeza, desesperanza, su amor y en definitiva sus recuerdos. Sus versos desprenden una profundidad asombrosa. Poemario que he leído y disfrutado tranquilamente. A continuación extraigo un par de poemas del libro.
LLUVIA
Me desperté esta mañana con unas ganas tremendas de quedarme todo el día en la cama leyendo. Luché contra ello durante un rato.
Me asomé entonces a la ventana y estaba lloviendo. Y me rendí. Me dediqué por entero al cuidado de esta mañana lluviosa.
¿Viviría mi vida otra vez? ¿Con los mismos errores imperdonables? Sí, a la mínima posibilidad que tuviera. Sí.
ESPERANZA
"Mi mujer -dijo Pinnegar- espera verme tirado como un perro cuando me deje. Es su última esperanza". D. H. Lawrence, "Jimmy and the Desperate Woman"
Me dejó el coche y doscientos dólares. Dijo, Hasta siempre, cariño. Que te sea leve. Eso tras veinte años de matrimonio. Ella sabe, o cree que sabe, que gastaré la pasta en un día o dos, y que finalmente estrellaré el coche -que estaba a mi nombre y necesitaba reparación, de todos modos. Cuando salí de casa, ella y su novio estaban cambiando la cerradura de la puerta delantera. Me saludaron. Les devolví el saludo para que se dieran cuenta de que no le daba importancia alguna. Luego pisé a fondo hasta la frontera del estado. Estaba lleno de ira. Ella tenía razón al pensarlo. Me uní a los perros y nos hicimos buenos amigos. Pero salí adelante. Un largo camino sin volver la vista. Dejé a los perros, mis amigos, atrás. Sin embargo, cuando asomé la cabeza otra vez por aquella casa, meses o años después, conduciendo otro coche, ella se puso a llorar cuando me vio en la puerta. Sobrio. Vestido con una camisa limpia, pantalones y botas. Su última esperanza no se había cumplido. Y no tenía ningún otro motivo para la esperanza.
En resumen: Un poemario de calidad, donde Carver recoge toda su poesía. Aconsejable. Próximo libro: Partes de guerra (Ignacio Martínez de Pisón).