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La mitad de los cristales
Autor: Adolfo Marchena y Luis Amézaga
Editorial: Colección El Marsupial
Páginas: 128 páginas


Este es el último poemario que he leído: La mitad de los cristales
Poemario escrito a dos manos por los autores de mi ciudad Adolfo Marchena y Luis Amézaga, con una buena selección de poemas de gran calidad.
El libro recoge ciento catorce poemas en prosa donde varios de ellos se podían clasificar como poemas visuales por la sucesión de imágenes que nos viene a la mente durante su lectura. Siempre con la honestidad por bandera, nos relatan vivencias personales, desventuras, andanzas, etcétera. Sus golpes de efecto te enganchan desde el primer hasa el último poema. Si hay que ponerle algún "pero" es el que al ser un poemario conjunto no se sabe a ciencia cierta quien es el autor de cada poema.
A continuación extraigo un par de poemas del libro.


¿El servicio?


Soy adcito a las diarreas y a la lectura. Combinación ésta que me permite apreciar la puerta de cualquier retrete público. Con unas posaderas que no le hacen ascos a ninguna taza, mis ojos disfrutan con sentencias definitivas, pareados ingeniosos o llamamientos a la revolución. Me solazo con las escabrosas propuestas eróticas, con la sección de contactos, con los poemas cortos o largos, dependiendo del vientre inspirado. Disfruto con la imprecación que sale del alma y acaba en zurullo al lado del pomo. También me interesa la sección de compraventa, o el pensamiento existencialista inducido por un vaso de ginebra. Me gustan los dibujos de almorranas floridas o los epitafios de los suicidas. Tímido. Cago y leo. Apenas escribo.


Media naranja, medio limón


De burdeles. Mi camarero favorito cuando cierra el bar acopla su entrepierna a la moto, que enfila hacia las dos horas de placer que se regala todas las semanas en una ciudad vecina para evitar encuentros desagradables. Suele cambiar de chica para no tener que cambiar de discurso. Practica posturas, ejercita el masaje sensitivo y gusta de abrevar en el pilón de las muchachas con una entrega de pagador agradecido. Le pasan el Listerine antes de su bocado salivoso. Luego ellas también le dan al enjuague y al barniz de la pilastra. Alguna vez se ha enamorado por la tendencia a dejarse llevar por las terminaciones nerviosas. Pero las putas tienen muy afianzada su vocación y le han dado largas, cariños de madrecitas y suspiros de un amor allá en su tierra. Porque ellas el amor lo tienen siempre en otro sitio. Aquí sólo están para joder. Mi camarero favorito es muy servicial y experto en tallas, y a veces les regala lencería. Ellas le dan un achuchón y se ponen a cuatro patas. El empuja algo cansado de que le den la espalda. Luego me lo cuenta en el bar, a última hora, antes de barrer. Apuro el vino y le acompaño en el sentimiento. ¿Y tú qué?, me pregunta buscando la confidencia. Mi soledad es más barata, le contesto mientras salgo a la calle con las manos en los bolsillos.

En resumen: Un  extraordinario poemario para leer y digerir despaciosamente. Totalmente recomendable.

Próximo libro: El último libro de Sergi Pámies (Sergi Pámies).

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    Me gusto el Poema que elegiste ese que dice "soy adicto a las diarreas y a la lectura" es muy realista la forma como ve la vida el autor.

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